GUILLERMO GALVÉ
Guillermo Galvé no es ni cómico, ni farsante, ni bufón, ni charlatán. Pero su personalidad se funde con el desenfreno de la gesticulación, con un arsenal de poses, con un raudal de guiños cómplices hacia sus oyentes, con parloteos festivos para acaparar la atención. Curiosamente se trata del mismo artista que elige un repertorio escasamente transitado, que incluye temas de creadores excepcionales, como lo fue el pianista y compositor Osvaldo Tarantino, o de exigencias estéticas, como es el de su homenaje a Castillo-Troilo.
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