CAAREL KRAAYENHOF
Carel Kraayenhof, hoy conocido en gran parte del mundo, comenzó a tocar el piano y a estudiar música sin imaginar que su destino sería el bandoneón, ese instrumento del que se enamoró años después, a primera escucha, ya viviendo en Ámsterdam, ciudad a la que se mudó en 1976 para estudiar filosofía. Pero podría resultar aún más azaroso su encuentro con Astor Piazzolla en 1987, a quien le prestó su bandoneón para una gala y luego lo acompañó en una gira por Estados Unidos, o con la mismísima reina de Holanda, la argentina Máxima Zorreguieta, quien le pidió que en su recordada boda del 2 de febrero de 2002, tocara nada más y nada menos que “Adiós Nonino”, y esas imágenes recorrier
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